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Debacle regional del APRA
Posted by ASIDECLARO on 15:52 // 0 comments
Debacle regional del APRA
La conformación de los recientemente electos gobiernos regionales evidencia la crisis política que atraviesa el Perú. El triunfo de no pocas posiciones decididamente radicales debe ser analizado en su justa dimensión por sus implicancias inmediatas ante las próximas elecciones presidenciales.
Aunque el gobierno se empecine en afirmar lo contrario, no hay duda que el APRA ha sido el gran derrotado en estas elecciones municipales y regionales. Para empezar, a nivel de Lima el partido de Haya de la Torre únicamente habría conseguido la alcaldía de Breña. En lo que respecta a las regiones no hay ningún triunfo y solamente en Lambayeque y Lima sus candidatos han quedado segundos debiendo esperarse la segunda vuelta.
No hay duda que estos resultados constituyen un retroceso pues en los pasados comicios del 2006 el APRA logró, al menos, las regiones de La Libertad, Piura y Moquegua, amén de varios municipios limeños. Sin embargo, la actual debacle habría sido previsible si tenemos en cuenta diversos factores presentes en la escena desde hace tiempo.
MUERTE ANUNCIADA
En lo que respecta a la eficiencia de la actual administración, el régimen ha desbordado la inversión en publicidad estatal para alardear sus supuestos avances. La campaña “el Perú avanza” ha pontificado en base a cifras millonarias una serie de logros, pero no ha podido evitar el tinte demagógico que evidencia esta propaganda que nos quiere hacer creer que estamos en el mejor de los mundos.
Del mismo modo, temas de competencia exclusiva del gobierno, como la seguridad ciudadana, se pretenden endosar a la esfera municipal, lo que en la práctica significa la declinación del Estado a una de sus funciones esenciales. Siguiendo esta lógica, carecería de sentido tener un Ministerio del Interior pues, según la prédica gobiernista, los municipios deben encargarse de esta problemática.
Nuevamente, la población percibiría esta renuncia como la salida más cómoda de García y compañía para sacarse de encima esta piedra en el zapato que significa la seguridad ciudadana pues, por un lado, es evidente que durante los cinco años de administración aprista este problema se ha incrementado notablemente y, por otro, el gobierno ha demostrado una soberana incompetencia al respecto. La performance de todos los ministros que han desfilado por esta cartera y el aumento incesante de los índices de criminalidad en las principales ciudades del Perú, sobre todo Lima y Trujillo, nos releva de mayor comentario.
Otro factor a considerar es que se ha venido a menos la lucha contra la corrupción. Se podría decir que este mal ha adquirido carta de ciudadanía en los últimos cinco años, pues escándalos a los que se encuentran directamente vinculados personajes del APRA, como el de los denominados “petroaudios”, COFOPRI o la fuga de Crousillat, no parecen tener visos de castigo ejemplar y moralizador.
En los “petroaudios” Rómulo León sigue preso pero el juicio no avanza, como si se estuviera esperando que el paso del tiempo cure las heridas, lo que en el Perú no es descabellado. Del tema COFOPRI no se supo más, aunque se supone que el respectivo proceso judicial debe estar llegando al fondo del asunto e identificando a los verdaderos responsables. Y Crousillat, con impedimento de salida del país, con todas las fronteras vigiladas y con toda la policía tras sus pasos, sigue felizmente no habido.
Este balance negativo en las elecciones regionales no es privativo del APRA sino que se hace extensiva a toda nuestra clase política, pues los candidatos independientes son lo que se han impuesto mayoritariamente en el interior del país. Estas nuevas fuerzas, sin embargo, son proclives a posiciones de izquierda y en algunos casos vinculadas a sectores del MNI, como en el caso de los presidentes regionales electos de Junín y Cajamarca.
Ciertamente estamos ante una atomización que complica la viabilidad de cualquier proyecto encabezado por el ejecutivo y su necesaria coordinación con los distintos gobiernos regionales. El extremismo de algunos sectores y el infaltable oportunismo político de otros, que en no pocos casos enmascaran simples apetitos personales, perfilan un futuro nada halagüeño Escribe:Rigoberto Villalta Zapata.
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